Cantando me eh de morir, cantando me han de enterrar, cantando me eh de ir al cielo o al infierno quizas

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viernes, 6 de abril de 2012

Cuando volvimos a la casa de la torre ya había oscurecido. Al entrar nos recibió el calor del fuego que había dejado encendido antes de salir. Ella se adelantó por el corredor y, sin mediar palabra, se fue desnudando y dejando un rastro de ropa en el suelo. La encontré tendida en el lecho, esperando. Me tendí a su lado y deje que guiase mis manos. Mientras la acariciaba vi como los músculos de su cuerpo se tensaban bajo la piel. En sus ojos no había ternura sino un anhelo de calor y de urgencia. Me abandoné en su cuerpo, embistiéndola con rabia mientras sentía sus uñas en mi piel. La escuché gemir de dolor y de vida, como si le faltase el aire. Finalmente caímos exhaustos y cubiertos de sudor el uno junto con el otro. Ella apoyó la cabeza sobre mi hombro y buscó mi mirada.




 Fragmento   "El juego del angel" de  Carlos ruiz Zafón