Lo miro, fingió no verlo, pero no pudo resistir
a caer en su red por mucho que se lo propuso. Fingió la mejor indiferencia que
pudo, hasta trato de no mirarle muy a los ojos. Pero el frío no entiende de esas cosas, obligando a esos
extraños a , sin decir una palabra, someterse al abrazo mas fuerte que ni se
imaginaban, de esos que parecen a los de dos personas que se quieren mucho,
como el amor de un padre a un hijo, o una esposa a un marido. Y por un rato,
que no podría recordar si fueron ratos, o horas, se envolvieron en esa magia
que producen las cosas inesperadas, y hasta parecían estarse amando, y creo que
ella estaba feliz. Estos cronopios de verdad que eran algo raros, pero juro que
los envidie.
Èl la miro, le beso el cuello y rieron juntos.