Cantando me eh de morir, cantando me han de enterrar, cantando me eh de ir al cielo o al infierno quizas

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martes, 26 de febrero de 2013

Aplastamiento de las gotas





     Yo no sé, mirá, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones 
cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. Ahora aparece una gotita 
en lo alto del marco de la ventana, se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo 
y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. 
     Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga, 
ya es una gotaza que cuelga majestuosa y de pronto zup ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol. 
     Pero las hay que se suicidan y se entregan en seguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran, me parece ver la vibración 
del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. 
     Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.

Julio Cortazar



Con este poema me gusta  mirar mi obra,  de una tarde lluviosa de esas   otoñales

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